lunes, 9 de enero de 2012

EL FALSO REINO SUEVO DE GALICIA


Los suevos que a principios del siglo V cruzaron el Rhin penetrando en las fronteras
 del Imperio Romano y deambulando por la Galia hasta su entrada en la Península Ibérica 
eran una pequeña fracción del gran grupo o conglomerado de tribus que respondían al 
nombre de Suevos descendientes de los antiguos Marcomanos contra quienes había
 combatido Roma en los tiempos del emperador Marco Aurelio.
En un número muy escaso unos treinta mil según las aproximaciones de la mayor parte
 de los historiadores, penetraron mezclados con las dos ramas de los vándalos asdingos 
y silingos y con los alanos un pueblo no germánico de origen escita.
Tras deambular por la Península junto al resto de los pueblos bárbaros saqueando y 
sin rumbo fijo, viviendo sobre el terreno y sin poder atacar las ciudades fortificadas romanas,
 al final se asentaron en unas tierras que Roma les concedió alejándoles del centro vital romano
 que era el Mediterráneso.
Dichas tierras donde acabaron por establecerse los suevos, son las que corresponden al norte
 del actual Portugal.
Los foederati visigodos, aliados de Roma, junto a lo que quedaba en la península del ejército
 imperial se las apañaron para reducir la peligrosidad de los pueblos bárbaros. Efectivamente
 a pesar del desastre romano sufrido por la incompetencia del general Castinus y que propició
 el traslado de los vándalos a Africa con la consiguiente pérdida para el Imperio de su granero
 y una de las zonas mas ricas, lo cierto es que los alanos y una fracción de los vándalos fue
 prácticamente aniquilada en Calpe. 
Los suevos, por el contrario fueron confirmando su poder a partir de su reducto en el norte
 de Portugal; llegaron a tomar Mérida la gran ciudad romana, Emérita Augusta y establecieron
 por un tiempo su capital allí. Las correrías suevas por el centro y sur de la península parecían
 no encontrar oposición llegando incluso
a devastar zonas de la Tarraconense. 
Los foederati visigodos una vez hecho su trabajo de minimizar la amenaza bárbara habían vuelto 
a la Galia dejando algunas guarniciones que junto a lo que quedaba del poder romano eran
 impotentes para controlar a los Suevos, muy crecidos y que a pesar de su escaso número
 se iban perfilando como el poder dominante peninsular.
Sin embargo la reacción Imperial no se hizo esperar; nuevamente llamaron en auxilio 
a los visigodos foederati del Imperio. El rey visigodo Teodorico conminó al suevo Rekhiario 
para que se retirase a las zonas asignadas, al no obtener respuesta cruzó la meseta norte y
 en el Páramo leonés a orillas del río Órbigo tuvo lugar una dura batalla en octubre del 456
 donde los visigodos derrotaron al ejército suevo.
Los suevos se retiraron a su baluarte pero los visigodos les persiguieron, entrando en Braga
 el 22 de octubre. El rey Rekhiario se refugió en Portucale, donde fue hecho prisionero y llevado
 ante Teodorico.
La derrota sueva cortó de raiz sus ansias expansionistas y quedaron arrinconados en el Noroeste
 como un poder secundario a partir de entonces.
La familia real sueva residía en Braga, no dentro del recinto de la ciudad romana, sino fuera, en la
 aldea cercana de Dumio. También controlaban el puerto marítimo de Portucale, en la
 desembocadura del Duero. 
La gran masa del pueblo era campesina. Parece que introdujeron el arado pesado en Gallaecia;
 y las pocas palabras de su lengua que han permanecido en el portugués hacen alusiones 
a cuestiones de índole rural.
Aunque como ya dijimos durante algún tiempo grupos aislados de suevos hicieron incursiones
 por otras regiones españolas y su corte residió algún tiempo en Mérida, la mayor parte del
 pueblo estaba asentada en la parte Norte de Portugal.
Es muy importante tener presente esta circunstancia porque algunos sectores nacionalistas
 gallegos han querido cambiar la historia.
Contra sus pretensiones de desvirtuar los hechos hay que decir que precisamente el territorio
 que conforma hoy la actual Galicia española fue un foco de resistencia galaicorromano contra 
los suevos.
Efectivamente sabemos que en Lugo había un gobernador civil; llamado por Hidacio rector apoyado
 por una guarnición de tropas romanas, reforzadas mas tarde por visigodas que se opuso con éxito 
al intento suevo de hegemonía. También tenemos noticias de los enfrentamientos entre suevos y
 romanos por el territorio cercano a Orense y de como los grandes señores galaicorromanos que
 tenían importantes fortalezas en el territorio de la actual Galicia española solían hacer incursiones
 contra los suevos para hacerles prisioneros e intercambiarlos.
Con todos estos datos es fácil comprender que el núcleo duro del poder suevo estaba instalado con
 la corte, en el norte del actual Portugal; que tuvieron guarniciones en Astorga y otros puntos, que
 recorrieron saqueando una gran parte de la Península, pero en definitiva donde dejaron su huella
 mas honda
fue en la región de Braga y Porto y que según muchos historiadores quizás esta huella sueva en 
Portugal haya sido un elemento a la postre diferenciador entre los dos estados ibéricos